Gunkanjima, la isla fantasma
Este es uno de esos eternos «temas pendientes» que dejo aparcados, buscando nueva información, hasta que casi me olvido que existía un borrador al respecto. No os exagero si digo que la historia que os voy a relatar está marcada como «pendiente de redacción» desde 2006, año en que publiqué unos cuantos artículos sobre diversas islas curiosas existentes en el mundo. Pues bien, ha llegado el momento, cinco años después (lo que viene a ser unos 0,33 Duke Nukem Forevers después) de retomar el borrador y contaros la historia de Gunkanjima, la isla fantasma.
Bajo el nombre de Gunkanjima (que viene a significar algo así como «Isla Acorazado») se conoce a una de las múltiples islas que componen archipiélago japonés. El nombre, como ya habréis imaginado, se debe a que su forma recuerda a un buque de guerra, apodo que se ganó debido a los altos muros de contención que rodean el perímetro de la isla y la protegen de las mareas. Su nombre real es Isla Hashima, y esta es su historia.
Auge y declive de Gunkanjima
La historia de Gunkanjima está ligada a la de la propia industrialización de Japón. La isla en cuestión, de 480 × 160 metros de superficie (menos de un kilómetro cuadrado) se encuentra en la prefectura de Nagasaki, al sur del archipiélago japonés, y forma parte de un conjunto de 505 islas deshabitadas.
Sin embargo, Isla Hashima se ganó un lugar en el mapa desde que en 1887 se descubrió en la misma una importante mina de carbón submarina. La empresa Mitsubishi supo ver su potencial de explotación y compró la isla en 1890, con un proyecto en mente para explotar dichos recursos. Por supuesto, hacer ir y venir a los trabajadores cada día era muy costoso, por lo que se optó por una solución mucho más pragmática: que se alojaran en la propia isla.
Así, en 1916 se construyó el que era, para la época, uno de los mayores edificios de apartamentos de hormigón, con 9 plantas de altura. Por desgracia la historia del reclutamiento de los trabajadores está llena de claroscuros, ya que la mayoría habían sido reclutados de forma semiforzada en otros lugares de Asia. De hecho, la crónica negra del lugar dice que durante la Segunda Guerra Mundial, y de acuerdo a un encargo surcoreano, unos 500 coreanos fueron recluidos en dicha isla realizando trabajos forzados.
No obstante, no todo fue malo ni mucho menos, y a medida que avanzaron los tiempos la Isla Hashima no solo era un lugar curioso donde trabajar, sino uno de los mejores de Japón. Y desde luego, no se podía decir que los trabajadores perdieran el tiempo en desplazamientos. Así, la población de la isla fue creciendo durante gran parte del siglo XX, mientras se iban construyendo simultáneamente los edificios necesarios para albergar a su creciente número de residentes.
En 1959, la pequeña isla de poco más de un kilómetro cuadrado se encontraba en su cénit poblacional. Sus 5.259 habitantes se apiñaban en lo que era uno de los territorios más densamente poblados que han existido en el mundo (otro de ellos, del que ya hemos hablado aquí, fue por ejemplo la ciudad de Kowloon). Para acoger a tanta población, el tamaño de la isla se fue aumentando paulatinamente utilizando para ella las tierras extraídas durante la minería.
Sin embargo, a medida que el petróleo comenzó a desplazar al carbón como fuente de energía durante la década de los sesenta, las minas que lo extraían fueron cerrándose a lo largo de todo el país, y las de la Isla Hashima no fueron una excepción. Mitsubishi anunció oficialmente el cierre de la mina en 1974, tras lo cual se procedió a evacuar a toda la población, quedando la isla deshabitada hasta nuestros días.
Visitar hoy Gunkanjima es visitar uno de los mejores ejemplos existentes en el mundo de ciudades abandonadas. Un complejo de edificios de hormigón que, de momento, permanecen en la isla resistiendo el paso del tiempo y la corrosión del salitre marino.
La vida en la isla
La isla era una especie de paraíso corporativista en el que no existía el desempleo (ya que todos sus habitantes tenían un empleo directa o indirectamente relacionado con la mina de carbón) y cuyos habitantes vivían muy por encima de las posibilidades de la época.
Como dato, sirva mencionar que los que allí vivían tenían acceso a muchos productos que en muchos otros sitios no había: frutas, carnes, aparatos electrónicos. Por ejemplo, en los años 60, el 60% de los residentes Tokio tenían lavadora, secadora y televisión. En contraposición, el 100% de las viviendas de Gunkanjima contaban con estas comodidades, nada baratas para la época.
También tenía sus desventajas, claro está. Dada la escasez de territorio, en la isla no estaban permitidos los vehículos de motor (aunque no es que fuesen necesarios, dado su tamaño). No obstante, la isla contaba con todos los servicios necesarios para sus residentes, existiendo en la misma escuelas primaria y secundaria, gimnasio, un salón recreativo, un cine-teatro, bares, restaurantes, unas 25 tiendas, hospital, peluquería, templos e incluso una casa de citas.
En el momento de máximo auge de la isla, hasta 12 trayectos al día la conectaban con la cercana Nagasaki, un trayecto por mar de unos 50 minutos que paraba también en las islas Ioujima y Takashima. Sin embargo, cuando la isla fue abandonada, el servicio, evidentemente, dejó de prestarse.
Gunkanjima en la actualidad
Desde abril de 2009 el acceso a la isla está de nuevo permitido para visitas turísticas, aunque sujeto a rutas cerradas para evitar que alguno de los visitantes sufra daños al entrar en los edificios abandonados. Actualmente existe un movimiento que espera declarar a la isla Patrimonio de la Humanidad.
Varios bloggers han visitado dicha isla y nos han dejado como testimonio un buen conjunto de interesantes fotos de la misma, con edificios de gris hormigón en completo estado de abandono que muestran el declive de la isla tras más de 30 años sin que nadie viva en los mismos. Gunkanjima es, por tanto, una visita especialmente atractiva para amantes de las ruinas y los lugares abandonados. Un lugar único donde el paso del tiempo se detuvo hace más de 35 años…
Fuentes:
«Battleship Island – Japan’s rotting metropolis» en Viceland.com
«Gunkanjima: Ruins of a Forbidden Island» en gakuranman.com
«1974 Gunkanjima» en la web del fotógrafo japonés Saiga Yuji
«La isla abandonada de Hashima (Gunkanjima)» en Urbanity
«Gunkanjima» en Historias de un abstracto
Isla Hashima (Wikipedia en español)
«Gunkanjima» en Kirainet
27/04/2011 | 7:30
Que bueno!! Me ha encantado el articulo. Parece el lugar ideal para rodar muchas peliculas.
27/04/2011 | 15:15
Me encantan tus post sobre lugares «raros» 🙂
27/04/2011 | 15:22
Wow, me quito el sombrero
27/04/2011 | 15:35
Me pregunto cómo habrá quedado después del Tsunami…
27/04/2011 | 15:56
Excelente artículo !! Felicidades !! Este tipo de historias me flipan.
27/04/2011 | 16:53
Parece increible que pudieran tener tantos servicios en un espacio tan reducido.
27/04/2011 | 17:25
No es Gunkanjima?
27/04/2011 | 19:18
Tienes razón Patru, se me escapó una n. Ya lo he corregido.
27/04/2011 | 21:01
Pues si ibas a la casa de citas, se enteraba todo el vecindario, desde luego.
27/04/2011 | 22:13
Un artículo muy interesante, tiene que molar visitar la isla, el problema, como apunta patatab, es cómo habrá quedado la isla y las precarias infraestructuras después del terremoto y maremoto de marzo
27/04/2011 | 22:35
Me ha gustado leerlo. ¿Cuánto costará comprar una isla tan pequeña?
Me acabo de acordar de la película «El Bosque».
27/04/2011 | 23:25
Me ha encantado tu post!!!! super interesante!!!!! escribe más de estos!!!!
28/04/2011 | 1:12
Como siempre ion litio con buenos artículos.
¡A la espera de otros de temática similar!
29/04/2011 | 5:54
Excelente artículo. Parece una locación perfecta para películas post-apocalipticas y de Zombies… un Resident Evil quedaría muy bien allí.
2/05/2011 | 19:50
A todos los que os preguntáis como estará la isla tras el Terremoto, lo cierto es que Gunkanjima está al sur de Japón, a unos 1000 Km del epicentro del mismo, así que probablemente la isla siga exactamente igual que en las fotos del artículo.
14/06/2011 | 6:11
Muy buen artículo te la rifaste me gustaría visitar ese lugar