Nov
8
2007

Eran otros tiempos

Compartir en... Twitter Facebook Menéame Whatsapp

ColumpioNo sé como se me había pasado poner esto en el blog. La verdad es que tiene ya bastante tiempo, y lleva muchos años circulando por e-mail, pero se ha ganado un lugar en este blog por derecho propio.

Aunque es cierto que me encuentro en una generación de transición posterior a esta, no puedo dejar de sentirme identificado con gran parte de lo relatado en este texto:

Eran otros tiempos…

Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos:

Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad y sin airbag, hacíamos viajes de 10-12 horas con cinco personas en un 600 y no sufríamos el síndrome de la clase turista.

No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños. Andábamos en bicicleta sin casco, eso sin contar con que hacíamos auto-stop. Los columpios eran de metal y con esquinas en pico, y jugábamos a «lo que hace la madre hacen los hijos», esto es, a ver quien era el mas bestia.

Pasábamos horas construyendo nuestros carros de rodamientos para bajar por las cuestas y sólo entonces descubríamos que nos habíamos olvidado de los frenos. Después de chocar con algún árbol, aprendimos a resolver el problema.

Jugábamos a «churro va» y nadie sufrió hernias ni dislocaciones vertebrales. Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y solo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle. Nadie podía localizarnos. Eso, si no buscábamos maderas en los contenedores o donde fuera y hacíamos una fogata para asar patatas y contar historias de miedo.

No había móviles. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables. Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosa de niños y se curaban con Mercromina y unos puntos. Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos. Tuvimos peleas y nos «esmorramos» unos a otros y aprendimos a superarlo.

Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.

Estábamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. Compartimos botellas de refrescos y nadie se contagio de nada. Solo nos contagiábamos los piojos en el cole. Cosa que nuestras madres arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente.

No tuvimos Playstations, Nintendo 64, videojuegos, 99 canales de televisión, películas en vídeo, sonido surround, móviles, ordenadores ni Internet. Nosotros tuvimos amigos. Quedábamos con ellos y salíamos. O ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos.

Y jugábamos a las chapas, al peón, a las bolas, a la lima, al rescate, en fin tecnología punta. Íbamos en bici o andando hasta su casa y llamábamos a la puerta. ¡Imagínense!, sin pedir permiso a los padres, ¡nosotros solos, allá fuera, en el mundo cruel! ¡Sin ningún responsable! ¿Cómo lo conseguimos?

Hicimos juegos con palos y balones de fútbol improvisados, y comimos pipas y, aunque nos dijeron que pasaría, nunca nos crecieron en la tripa ni tuvieron que operarnos para sacarlas. Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar y algunos incluso chupaban el grifo. Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la «escopeta de perdigones», antes de ser mayores de edad y sin adultos, DIOS MÍO!!

En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos. Los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repitieron curso. ¡Que horror, no inventaban exámenes extra! Y ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el culo, no en un chat diciendo 🙂 😀 😛

Éramos responsables de nuestras acciones y acarreábamos con las consecuencias. No había nadie para resolver eso. La idea de un padre protegiéndonos, si transgredíamos alguna ley, era inadmisible. ¡Ellos protegían las leyes! Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.

También en ion litio…

La generación de los ochenta
Vacaciones Santillana
La crisis de los 20

Etiquetas: ,

Categorías: Vida cotidiana

16 comentarios

  • Deckard
    8/11/2007 | 6:49

    Toda la verdad del mundo, una prueba rotunda de que el mundo va para atrás y que las tonterías poco a poco van cogiendo espacio… lamentablemente.

    Responder a Deckard
  • Montella
    8/11/2007 | 7:01

    «No tuvimos Playstations, Nintendo 64″…pero sí tuvimos la NES 🙂

    Responder a Montella
  • jhuesos
    8/11/2007 | 10:52

    Si señor, me siento totalmente identificado con este texto. Aunque ya lo conocia porque tiene un tiempo, no puedo contener una sonrisa al leerlo.

    Todavia me acuerdo de los columpios que estaban al lado de mi casa, hechos con tubos de fontaneria soldados y que me acuerdo que una vez le rompieron la nariz a un niño porque otro se lo lanzo a la cara. Pero eso fue un caso muy aislado. Tampoco teniamos suelo de ese blandito, tierra y ya esta.

    Eran otros tiempos.

    Responder a jhuesos
  • luipermom
    8/11/2007 | 11:13

    El texto ya lo conocía, pero no he podido evitar leerlo una vez más. Verdades como puños desde el principio hasta el final.

    ¡Un saludo!

    Responder a luipermom
  • Dani
    8/11/2007 | 11:15

    Mítica cadena ésta. La verdad es que yo me identifico con casi todo lo que pone en el texto, pero creo que soy 2 ó 3 años más joven que el target perfecto, ya que soy de aquellos que aún jugaron a las chapas o la peonza, que iban en bici y a por lagartijas, pero también que tenían un entorno «videojueguil» más asentado ya y mezclábamos un poco de todo.

    Responder a Dani
  • OSScar
    8/11/2007 | 11:41

    uff, las lagrimas se han saltado, pero quizas te has olvidado de que jugabamos al «Hinque», donde dibujabamos 6 casillas dobles en el barro/tierra y tirabamos un hierro con punta afilada, e ibamos hincandolo en todos los cuadros, hasta que uno de ellos era «nuestro» y cuando nuestros compañeros tenian que hincar el hierro alli para poder pasar, les dibujabamos «putaditas» osea unos cuadros mas pequeños dentro del cuadro grande y les deciamos que tenian que hincar alli el hierro.
    Grandiosa entrada para los que tenemos Veinticatorce.

    Responder a OSScar
  • Calintz
    8/11/2007 | 12:13

    Un gran texto que dice toda la verdad sobre nuestra generación, no puedo evitar ponerme melancólico al leerlo y recordar tantas y tantas cosas que he hecho de crío. Ya no se ve en los parques a los muchachos pegarse partidazos como los de antaño, o hacer carreras de monopatines, jugar a las chapas, etc.

    Responder a Calintz
  • johnnydement
    8/11/2007 | 13:32

    a pesar de que sea ceirto, el autor usa un tono demagogico contra los chavales de ahora, oslo hay que ver el ‘teniamos amigos’ y tonterias similasres poniendose por encima de los chavales de ahora…

    Que suerte tengo de haber disfrutado de lo mejor de las 2 generaciones…

    Responder a johnnydement
  • Guachuguo
    8/11/2007 | 15:29

    Pues creo que todos estamos dando en el clavo, nosotros parece que pertenecemos a una generación «callejera» pero que encontró en la tecnología un paso adelante para mejorar el colegueo. Te jugabas un partido de fútbol y luego con las manos llenas de mierda y bocadillo de Nocilla te ibas a tu casa a jugar al Off Road o al Micro Machines de la Super Nintendo con la misma gente.

    Ahora parece que sustituye a muchas cosas. Cuando escucho términos como «tendo una novia de messenger» o «no puedo salir esta noche que estoy con el WoW»… Ejem… Me pondría a repartir hostias.

    P.D. A ver cuando te marcas un artículo de los arcos Nerf chaval, que yo se que tú eres el único capaz.

    Responder a Guachuguo
  • Manuel
    8/11/2007 | 15:31

    Totalmente cierto… de hecho a mi me pilló esa generación, y lo hecho muchísimo de menos cuando ahora veo a mi hijo jugando en la calle…

    Los videojuegos no llegaron hasta más tarde, y aún así nunca sustituyeron al bajarte a la calle con un balón para jugar al fútbol… como mucho, lo complementaron, porque después de jugar al fútbol, nos subíamos con los amigos a casa, para jugar al Spectrum… 🙂

    Responder a Manuel
  • Desde Bolivia
    8/11/2007 | 16:20

    Jeje, esos eran tiempos de verdadera libertad.
    Ahora uno pasa mas horas frente al PC y pensar que el PC fué creado para que trabajara para nosotros.

    Aquí todavía se va en autos sin cinturones de seguridad ni airbag.

    La mayoría de columpios son de metal y tienen las esquinitas en punta.

    Aquí todavía se juega al «churro va» pero con el nombre de «chor o morro»

    Las consolas son privilegio de la clase media-alta para arriba.

    Un gran porcentaje de gente no goza de internet.

    Algunos nunca han oído hablar de doom, starcraft, halflife, mucho menos de bioshock o halo.

    Aquí se paga 3 dólares por jugar una hora algun juego de playstation3 o Wii

    🙁 creo que estamos atrasados

    Responder a Desde Bolivia
  • ataparu
    8/11/2007 | 16:59

    Estoy con johnydement, esta bien defender tu generación, pero eso de ver a las nuevas como peores es un tópico, demagógico y falso. Por cierto es algo que siempre pasa, nuestros abuelos «veían mal» a nuestros padres, estos nos «veían mal» a nosotros, y los jóvenes ven mal a los chavales de ahora.

    Debe ser algo «patologico» eso de creer (y criticar) que las nuevas generaciones son peores. No es pa tanto como se pintan las cosas.

    Responder a ataparu
  • K3m#
    8/11/2007 | 17:05

    Si es cierto, pero hay cosas q la tecnologia no puede sustituir como jugar a la pelota o escondelero ( escodidas) etc.

    Lo de la guerra de piedras XD XD cunado tenia como 7 años hice algunas pero si que era un juego 1/2 bestia XD XD o rajabas o te rajaban XD XD y si le pegabas a alguien llegabas contento a casa como si hubieras ganado el mundial o algo. XD XD

    Responder a K3m#
  • Chame
    8/11/2007 | 21:43

    aqui nos pasa mas o menos como el MAN de bolivia TOT, la mayoria de la gente que actualmente se conecta de mi pueblo ni siquiera conocieron las caritas textuales T_T

    Responder a Chame
  • aik
    9/11/2007 | 2:20

    pues yo soy del 84 y he jugado a la peonza, a las canicas, he hecho cabañas indias en torno a un arbol, he jugado al pilla-pilla, a polis y cacos, al pañuelo, a todo lo que se os ocurra y mucho mas. Tener nuevos juegos no significa olvidar los divertidos, solo los peores.

    ^_^

    aik

    Responder a aik
  • Jesulink
    9/11/2007 | 12:01

    Yo soy de una generación algo posterior a este texto, pero estoy en desacuerdo con un alto porcentaje del texto.

    Es verdad que las generaciones de niños han cambiado, que sus costumbres y sus juegos son distintos, pero no es más que parte de la evolución. El señor que ha escrito esto presume de que no necesitaba videojuegos y de que se conformaba con unas chapas y una peonza, pero seguramente el abuelo de este señor presumía de que no necesitaba «sofisticadas chapas y peonzas» y de que en sus tiempos se conformaba con jugar con una piedra o simplemente, trabajando.

    Además, en estos textos, que hay muchos, parece que queramos culpar a los niños de su propia suerte, cuando los niños no son culpables en absoluto de sus aficiones y sus juegos. La culpa de lo que consuman y de a lo que jueguen los niños de hoy, es de los adultos de hoy, que son los que les educan, compran y fabrican sus juegos. Y los adultos de hoy son los niños de los que este texto habla, así que no sé qué pensar.

    Y abrirse la cabeza con piedras, viajar en coche sin cinturón o dejar a un niño una escopeta para maltratar animales por diversión me parece algo malo. Eso por no hablar de marginar socialmente a algunos alumnos y que «lidien con su decepción».

    Dentro de 20 años, estos niños que hoy juegan con videojuegos e internet escribirán textos similares diciendo que «los niños ya no juegan con videojuegos con sus colegas, sino que se marginan con sus sofisticados X», «nosotros crecimos con los entrañables Lunis y Pocoyó, y no con los feos y extraños X», «nosotros no necesitamos realidad virtual completa, nos conformábamos con la Wii». Etc.

    Responder a Jesulink

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo no será publicada. Los campos marcados con * son obligatorios.

Todos los comentarios insultantes o no relacionados con la entrada serán borrados sin piedad.

Tómate unos minutos para escribir correctamente, sin abreviaturas ni faltas de ortografía. El resto de usuarios te lo agradecerán.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.