Mar
25
2008

‘Los Diez Mandamientos’ (1956)

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Los Diez Mandamientos - CarátulaLa semana pasada algunos celebrábamos tener un par de días libres, y otros, la Semana Santa, una fiesta litúrgica en la que, según «Misión: Imposible 2», los españoles quemamos figuras de santos. Y como viene ocurriendo cada año desde que tengo uso de razón, pasaron por televisión «Los Diez Mandamientos» de Cecil B. DeMille; a mi juicio, y junto a «Ben-Hur», una de las mejores películas bíblicas que se ha hecho en la historia del Séptimo Arte.

Esto, por supuesto, no quita que uno acabe hasta el gorro de verla. Quizá por este motivo, Antena 3 optó por una versión más reciente del mismo título y que apestaba como los pescados de Ordenalfabetix en un día de sol.

Naturalmente, la película que vamos a comentar hoy es la versión que, por mil veces repuesta, todos conocemos, la protagonizada por el grandísimo Charlton Heston, a quien cedo el honor de presentar este artículo:

Hola, hola, hola, pajarito sin cola. Sí, amigos, soy Charlon Heston, y esta película es la polla con cebolla y, cada vez que la veo, a mí me emociona. ¿Por qué? Porque yo lo digo, y las demás son un boñigo. Adelante con el artículo, Culebras.

El Éxodo (en Technicolor®)

Nuestra historia comienza exactamente igual que en las Sagradas Escrituras con una épica obertura de Elmer Bernstein y un señor mayor con corbata delante de un micrófono. Este hombrecillo (el propio DeMille, en realidad) nos habla del trasfondo del filme y nos informa, comprensivo, de que habrá un intermedio para ir al servicio y echar un «piti». Me parece bien, porque la película dura casi cuatro horas, y yo no quiero saber cómo suena una vejiga cuando estalla, sobre todo si es la mía.

Después del discurso y del chorreo de créditos, empieza, ahora sí, la película. El narrador, de nuevo un pluriempleado DeMille, nos habla del nacimiento de un hombre que salvará a los hijos de Israel de la dominación egipcia. El gran sacerdote, que debía de estar con las orejas desplegadas, también se entera de la noticia, y aconseja al faraón que ordene la muerte de todos los varones recién nacidos, para así evitar la pérdida de mano de obra cualificada, lo que implicaría un descenso en la producción de ladrillos. (Seguro que hasta llevaba gráficos el joputa.) Ante semejante situación, lo normal hubiera sido reflexionar antes de actuar, pero el faraón es un hombre eminentemente práctico, y se lo piensa tanto a la hora de aceptar la propuesta del gran sacerdote como yo cuando me ofrecen una toallita húmeda después de comer costillas en el Tony Roma’s.

Los Diez Mandamientos - Esclavos hebreos

Solo un bebé se salva de la masacre, al ser confiado por su madre a las aguas del Nilo en una cesta. Probablemente, los de Asuntos Sociales jamás lo hubieran comprendido, pero la pobre señora tenía que elegir entre aventurarse con los antepasados del Lagarto Juancho o una muerte segura a manos de los soldados del faraón. Por fortuna, el bebé tiene una suerte loca, y la corriente lo arrastra a donde están bañándose la hija del faraón y sus sirvientas. (No os hagáis ilusiones: como es una película de los años 50, las mujeres se bañan vestidas.)

Bithia, hija del faraón, recoge al bebé y, obedeciendo al tictac de su reloj biológico, decide adoptarlo. Curiosamente, a nadie le extraña que, con un marido muerto y sin haber estado nunca embarazada, la hija del faraón aparezca de un día para otro con un niño de pecho. ¿Qué sé yo? Pensarían que al niño lo había enviado Osiris por DHL Express. En un alarde de originalidad, Bithia llama al niño Moisés, «hijo del agua» en egipcio antiguo. ¡Puf!, pues menos mal que llegó por vía fluvial y no vaginal, porque si no, a saber qué nombre le hubiera puesto.

Los Diez Mandamientos - Bithia

Con los años, Moisés llega a ser príncipe y general de los ejércitos del nuevo faraón Seti I, hermano de Bithia, convirtiéndose en uno de los hombres mas importantes de Egipto. Sin embargo, no todo es de color de rosa, y entre Moisés y el hijo del faraón, Ramsés, hay un pique tremendo. En primer lugar, a Ramsés (interpretado por un majestuoso Yul Brynner) no le cabe en la cabeza que, siendo él el hijo de papá, su primo aspire también al trono. Y, en segundo lugar, ambos beben los vientos por la princesa Nefertari, papel que Anne Baxter arrebató a Audrey Hepburn porque la segunda, y esto va en serio, no daba la talla de sujetador. Ya conocéis el dicho: «En caso de duda, la más tetuda». Además, mientras Moisés acumula victoria tras victoria al mando de las huestes egipcias, Ramsés ni siquiera es capaz de levantar una ciudad del tesoro de nada para celebrar el jubileo.

Con la esperanza de que acabe este rifirrafe, el faraón ordena a Moisés que se ocupe de la construcción de la ciudad del tesoro y a Ramsés que encuentre y aprese al Libertador del que hablan los hebreos y que, como su propio nombre indica, será quien los saque de Egipto un buen día de estos; si es que no es un cuento chino como las hazañas sexuales de Gene Simmons, claro está.

Los Diez Mandamientos - Moisés y Ramses

Al poco de su investidura, Moisés pone en duda la política de latigazos, y comienza a aplicar algunas reformas en el régimen laboral de los hebreos, estableciendo jornadas no laborables, dando de comer a los obreros y realizando otras barrabasadas propias del socialismo más libertario y demagogo. Naturalmente, en un tiempo en el que el término prevención de riesgos laborales significaba «procura no estar debajo de un cascote cuando caiga», los actos de Moisés rozan la traición, y Ramsés corre a chivarse al faraón. Pero su plan no sale como él se esperaba, ya que, bajo la dirección de Moisés, la ciudad está quedando fetén, y el faraón comienza a pensar que su hijo Ramsés, además de acusica, no vale ni para tirar de un arado.

Mientras tanto, una vieja nodriza, que, siendo demócrata, votaría a John McCain antes que a Obama, confiesa la verdad sobre el origen de Moisés a la princesa Nefertari, ya que teme que un hebreo pueda llegar a reinar en Egipto. Para evitar que la noticia llegue a oídos de Ramsés, y tras soltar un speech digno de la mujer más arpía de un culebrón venezolano, Nefertari defenestra a la nodriza. Moisés, sin embargo, acaba enterándose de toda la historia, y renuncia a los privilegios de la realeza por una vida de esclavitud junto a sus hermanos. Lo llamaría tontolaba, pero debéis reconocer que el look de esclavo le queda estupendamente.

Los Diez Mandamientos - Nefertari

Una noche como cualquier otra después de una dura jornada en el barro (sin tías en bikini, eh; no os vayáis a creer que aquello era un campamento de verano), Moisés se presenta en la casa del maestro de obras, para preguntarle por los planes de retribución flexible y explicarle por qué el mobbing no ayuda a crear un buen clima de trabajo. ¿Y con qué se encuentra según entra por la puerta? Pues con Josué, un tallista hebreo, atado entre dos columnas y recibiendo los besos del látigo del maestro de obras. Moisés, que no se sentía tan violento desde que pilló a su madre tonteando con el chorro de la ducha, interrumpe la sesión amo-esclavo y, emulando lo que hoy constituye la base de toda negociación dirigida por un sindicato, estrangula al maestro de obras. Al ver esto, Josué, todavía medio drogado por el festival de adrenalina que corre por sus venas, comprende que Moisés es el que traerá el equilibrio a la Fuerza y restaurará la paz en la galaxia.

Pero hete aquí que Dathan, jefe hebreo de capataces, ha presenciado toda la escena desde las sombras, y, en cuanto tiene ocasión, le va con el chisme a Ramsés, que ordena que arresten inmediatamente a Moisés.

Los Diez Mandamientos - Josué

Moisés es apresado y conducido a presencia del faraón, ante el que afirma que, si bien él no es el Libertador, si pudiera, libertaría a los hebreos, porque todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros, bla, bla, bla, rollo, rollo. La verdad, donde esté el Moisés bíblico, que primero oculta el cadáver bajo la arena y luego huye de Egipto, que se quiten todos los héroes deshumanizados de Hollywood.

Como castigo por su crimen, Moisés es condenado al exilio, y, tras una dura caminata por el desierto, llega a la tierra de Midian, donde es recibido entusiastamente por las siete hijas del jeque beduino Jetro, que, como viven entre cabras, sufren un desorden hormonal importante y están más cachondas que la ninfómana de «Sexo en Nueva York». Moisés demuestra a las chicas lo machote que es repartiendo estopa entre tres abusones que pasaban casualmente por allí, y después decide hacerse pastor de ovejas y quedarse a vivir en la casa de Jetro, tomando como esposa a Séfora, la más talludita de las siete hermanas. Ya conocéis el dicho: la experiencia es la madre de todas las ciencias.

Los Diez Mandamientos - Moisés reparte estopa

Varios años más tarde, un moribundo Josué se presenta en casa de Moisés y le ruega que regrese a Egipto y salve a sus hermanos del nuevo faraón Ramsés II, de los riesgos de las hipotecas subprime, del efecto invernadero y de los cuentos infantiles como el «Pollo Repollo». Moisés, lógicamente, pasa de líos, así que sube al Monte Sinaí para mantener una charla con el Mandamás y preguntarle si realmente está tan ocupado como para no poder mandar una horda de orcos contra Egipto y llevarse por delante el ejército del faraón.

En el Monte, Moisés encuentra una zarza que arde sin consumirse (esto fue antes de la campaña «Todos contra el fuego») y que dice ser el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Moisés, comedido, no le pregunta si se trata del mismo dios que expulsó a Adán y Eva del Jardín del Edén, condenó a Caín al destierro, provocó el Diluvio Universal, confundió la lengua de los habitantes de Babel, e hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. En fin, todos podemos tener un mal día, y Dios lleva ahí desde el principio de los tiempos.

Los Diez Mandamientos - Zarza ardiente

La Zarza es consciente del sufrimiento de los hebreos, pero se ve que por pereza lo ha ido dejando para otro día…, tampoco era tan urgente… La historia de siempre. Y como Moisés está de paso, le pide que saque a los hebreos de Egipto y, por si alguna gachí pregunta, también le revela su nombre: YO SOY EL QUE SOY. Supongo que Bob no suena igual de impresionante.

Cuando Moisés baja del monte, sus cabellos son más largos y han encanecido, y casi parece que en vez de ver a Dios, se haya topado con el Monstruo Espagueti Volador. En cualquier caso, Moisés tiene clara su misión: debe coger el primer tren para Egipto y libertar a su pueblo.

Continuará…

Fuentes

«The Ten Commandments» en IMDb
«The Ten Commandments (1956 film)» (Wikipedia en inglés)

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La Princesa Mononoke
300

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Categorías: Cine-TV

24 comentarios

  • Lordvader
    25/03/2008 | 9:40

    Ramses, libera mi pueblo… 🙂

    Responder a Lordvader
  • Zark
    25/03/2008 | 11:09

    Que pena que sea muy de vez en cuando cuando (y cuando) haces una entrada. Son siempre de una calidad tremenda 😉

    Cuando vi el teletexto y me di cuenta de que, el día después de haber echado los 10 mandamientos en telemadrid, iban a emitirla en antena 3…, no me lo creí, no creo posible tanto machaque (si lo creo, pero con películas diferentes). Luego ya ví que era una versión moderna, mi duda quedó aclarada y apagué la televisión. Son vacaciones o son una semana para que veas la tele y te hagas religioso? Y eso que ahora no es tan exagerado como antes…está claro que son películas muy buenas, pero que sea eso lo único que puedas ver en semana santa…o aún peor, que no puedas verlas fuera de ella…

    Responder a Zark
  • cryblue
    25/03/2008 | 11:52

    jajaja que buen resumen de la película, como me he reído 🙂

    Responder a cryblue
  • aik
    25/03/2008 | 14:28

    Fantastica entrada! Echaba de menos también tus intervenciones. Tu forma de escribir se hace muy ligera y divertida y comparto plenamente la aficion por el director y la pelicula. Un tono muy acertado para juzgar con humor y sensatez una peli que como verano azul se repone cada año y sigue emocionando y dando audiencia por increible que parezca.
    un saludo
    aik

    Responder a aik
  • Ataparu
    25/03/2008 | 14:45

    Estos guiris valían pa tó en las superproducciones de los años 50-60. Lo mismo te interpretaban un romano, que un egipcio, que un judío. Luego la gente se quejaba de que los persas eran negros en 300. XD. Gran artículo lo que me he reido, estoy ansioso por la 2º parte.

    Responder a Ataparu
  • TioMac
    25/03/2008 | 21:19

    Será rojelio el Moises este. Y lo proximo iban a ser las 35 horas semanales. Y con todas las penalizaciones por retraso que tiene la construccion de piramides (cocodrilos, hormigas del desierto,…)

    Responder a TioMac
  • Elisa
    25/03/2008 | 21:22

    Está bien el artículo. Es largo, pero se me ha hecho corto.

    Eso sí, como película histórica de Charlton Heston , me gusta más «Ben-Hur».

    Responder a Elisa
  • Dani
    26/03/2008 | 12:18

    Qué mítica película. Por cierto, cómo te has extendido… y eso que continuará…

    Responder a Dani
  • The-RockeR
    26/03/2008 | 14:27

    Estuve a punto de no leer el post por su título, pero al leer la frase del Informal cambié de idea. xD

    Responder a The-RockeR
  • El Tipo de la Brocha
    26/03/2008 | 20:40

    Creo que procuraré ser un poco más breve en la segunda parte del artículo. Es que me pongo a escribir y me pierdo.

    En fin, me alegro de que os haya gustado.

    Responder a El Tipo de la Brocha
  • Zark
    26/03/2008 | 20:50

    Escribir mucho no es malo, y menos aún si lo haces con la soltura con que lo haces tu.

    A quien le gusta escribir, es fácil de leer.

    Responder a Zark
  • Mercadotecnia
    27/03/2008 | 4:23

    Odio esas peliculas de tanto que las repitieron en tv abierta TOT

    Responder a Mercadotecnia
  • repito
    27/03/2008 | 21:00

    estubo….meh

    Responder a repito
  • El Tipo de la Brocha
    27/03/2008 | 23:16

    Uf… Menos mal que hemos podido recuperar tu comentario, repito. Estábamos muy preocupados por tan lamentable pérdida.

    Al fin y al cabo, son críticas como la tuya las que nos hacen mejorar cada día. Sí, sí, me refiero a críticas de dos palabras escritas con el corazón. Aunque, por supuesto, sólo prestamos atención a las que tienen faltas de ortografía o utilizan palabras que ni siquiera figuran en el diccionario. De ahí que la tuya nos haya llamado especialmente la atención.

    Gracias.

    Responder a El Tipo de la Brocha
  • Zark
    27/03/2008 | 23:22

    Además lo dice sin tapujos eh, las cosas claras se entienden mejor…bueno, no siempre…

    Y tiene hasta página Web..
    http://www.meh.me.uk/

    Responder a Zark
  • Meh
    1/04/2008 | 13:20

    Ja, no aguantáis nada, no todo puede ser flores y comentarios bonitos :3

    Responder a Meh
  • Zark
    1/04/2008 | 14:37

    Pués hasta el momento así ha sido, al menos en esta entrada…, comentarios bonitos, algún enlace y…ahm sí, un comentario ilegible…que si bien pretendía ser una crítica creo que no ha llegado ni a entenderse…

    Responder a Zark
  • los 10
    3/04/2008 | 3:03

    pues la verdad no estuvo mal como yo no tengo cesos para leer no me gusto nada

    Responder a los 10
  • jalil
    15/05/2008 | 0:53

    me parece una de las mejores y de mayor importancia para el mundo hasta mejor q iroman y harry poter y la orden del fenix ya enserio felicitaciones para los directores bye se cuidan

    Responder a jalil
  • Sergi Puyol i Rigoll
    28/02/2012 | 1:02

    Jajaja. Maravilloso análisis. Estos días estaba pensando en un aggiornamiento de la vida de Moisés. El momento en que baja del monte con las tablets de la ley que contienen los diez mil mandamientos.
    Lo notable es que el nombre hebreo de Josué es el mismo que el de Jesús, pero ambas traducciones divergen. A uno lo llaman Josué y al otro Jesús por razones de marketing.

    Responder a Sergi Puyol i Rigoll

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