Sep
19
2012

Los cuadernillos Rubio

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Cuadernillos Rubio

Si de pequeño había algo que a nivel escolar me desesperara más que los cuadernillos de Vacaciones Santillana, eso era los cuadernillos Rubio, porque una cosa era tener que hacer un único cuadernillo de nivel bastante básico para todo el verano (que lo solventaba en un par de días), y otra muy distinta eran aquellos interminables cuadernillos de pastas verdes, de matemáticas y caligrafía, con un montón de niveles cada uno, y que se supone que nos ayudaban en nuestro aprendizaje diario. Año tras año y curso tras curso estos cuadernillos me fueron acompañando mientras me iba haciendo mayor, a la vez que me amargaban la existencia.

Como todos sabréis, los cuadernillos Rubio son un método de apoyo a los libros de texto convencionales muy utilizado por los profesores, basado en la repetición ordenada y sistemática de ejercicios con una progresión en la dificultad a lo largo de sus páginas. Al parecer su uso constante complementa y potencia las enseñanzas impartidas en los centros educativos, sin embargo yo tengo la teoría de que solo los inventaron para fastidiar a los estudiantes.

En mi colegio eran fieles seguidores de Rubio, y desde tiempos inmemorables no podían faltar en la mochila de ningún alumno durante todo el curso, de tal modo que a parte de hacer los ejercicios del libro de turno, periódicamente también nos mandaban deberes extras de estos cuadernillos, sobre todo para las vacaciones de Navidad y Semana Santa, lo que, como es lógico, irritaba a toda la clase. Lo más desesperante de todo era que los cuadernillos eran cada vez más difíciles y que los profesores no paraban de mandarnos uno tras otro según los íbamos terminando.

Un temprano desencuentro

Recuerdo perfectamente como al principio, en preescolar, te presentaban los cuadernillos como algo sencillo y divertido, al fin y al cabo solo tenías que pintar y/o repasar el contorno de una figura siguiendo la línea de puntos. Pero pese a la sencillez de la tarea mi desencuentro con ellos llegó pronto, no se me daban bien, colorear nunca fue mi fuerte, (de hecho a día de hoy mis capacidades artísticas siguen siendo nulas) y tampoco era capaz de seguir la línea de puntos de una manera precisa. Todo ello me frustraba enormemente e hizo que empezara a odiar estos cuadernillos con toda mi alma.

Cuadernillos Rubio - InteriorCon el paso de los años la cosa se iba complicando, y los cuadernillos de pintar eran sustituidos por otros de matemáticas (cuentas y problemas) y caligrafía. Los de matemáticas, más o menos, los iba llevando, ya que sumar y restar no se me daba del todo mal. Pero en el momento que empezamos con los problemas y a multiplicar y dividir, los viejos fantasmas del fracaso hicieron su aparición de nuevo. En cuanto a los cuadernos de caligrafía os lo podéis imaginar: si no era capaz de seguir una simple línea de puntos, el tener que imitar las frases que aparecían con esa letra tan redonda y perfecta para mi suponía una misión casi imposible.

Después de muchos años de traumas con los cuadernillos Rubio, creo que aprendí las operaciones matemáticas básicas, aunque no estoy del todo seguro porque cada vez trabajo más y cobro menos, pero eso sí, nunca conseguí tener buena letra, es más, en la actualidad sigo escribiendo peor que un médico con Parkinson, y a mucha honra oye.

Historia

La mente perversa que creó estos cuadernillos fue Ramón Rubio Silvestre, un pedagogo y empresario español nacido en Tarragona en 1927. Este hombre, tras graduarse como profesor mercantil, fundó su propio centro de estudios en la ciudad de Valencia bajo el nombre de “Academia Rubio”, donde ofrecía formación de contabilidad y cálculo a sus jóvenes alumnos.

Cuadernillos Rubio - MatemáticasFue entonces cuando Ramón Rubio tuvo la maléfica idea de elaborar él mismo el material didáctico de su academia. Creó una serie de fichas con ejercicios de apoyo de matemáticas y contabilidad, asimismo creó un método básico de perfeccionamiento de la caligrafía basado en la técnica del punteado y que pronto trasladaría a las escuelas primarias. Era 1956 y nacía así Ediciones Técnicas Rubio, y los Cuadernillos Rubio que el propio Ramón imprimía en su casa con una máquina artesanal.

Posteriormente Ramón llamó a las puertas de colegios de toda España presentando su método directamente a los profesores de la época. Al cabo de un tiempo se dieron cuenta de que su método de enseñanza les facilitaba su labor docente, y a partir de ahí el resto es historia. A finales de los 80 la editorial llegó a vender anualmente más de 10 millones de ejemplares, destinados a niños de entre 3 y 13 años.

Los cuadernillos Rubio hoy en día

Cuadernillos Rubio - EurosA los que pensabais que los cuadernillos Rubio eran cosa del pasado, debo deciros que actualmente la empresa edita más de 4 millones de estos diabólicos ejemplares al año, es más, han ampliado su repertorio y hoy por hoy podemos encontrar nuevos cuadernillos, como los de operaciones y problemas con euros y otros escritos en catalán. Por otro lado es destacable la labor social de esta empresa que colabora con varias ONGs y dona cuadernos a los países subdesarrollados (pobres niños).

Además han entrado de lleno en las nuevas tecnologías y desde hace algunos años también se pueden descargar a través de su página web a un precio inferior al de las papelerías de barrio (al fin y al cabo tienes que imprimirte tu mismo el cuadernillo), lo que demuestra que esta empresa no quiere ganar dinero, solo quiere mortificar a los estudiantes.

Por ultimo, comentar que también se venden unas ediciones especiales en las farmacias, llamadas cuadernos Rubio para estimulación cognitiva, destinados a personas afectadas con el mal de Alzheimer, así que lo mismo nos volvemos a encontrar dentro de algunos años. Esperemos que no sea así.

Fuentes

Ramón Rubio (Wikipedia en español)
Rubio.net

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Categorías: Libros

15 comentarios

  • Quark
    19/09/2012 | 10:19

    Malditos cuadernos Rubio. Estuvieron conmigo desde Primaria hasta los primeros años de secundaria, recordándome que la letra con sangre entra. Y qué decir de esos monstruosos castillos de sumas, restas o lo que tocase, de esos problemas de Fulanito en un coche a 120km/h y Menganita a 110. ¿Qué más me daba el que se encontrasen o no en una carretera comarcal de mala muerte?

    Responder a Quark
  • manuelisimo
    19/09/2012 | 10:22

    Lo recuerdo perfectamente y comparto tu odio hacia ellos, siempre tube mala letra (y sigue a dia de hoy) y cantidad de profesores (mas de 10 XD) me mandaban «ejericios» y libros rubio de caligrafia, y ninguno lo consiguio y la verdad, estoy orgulloso, quien puede decir que halla ganado a los profesores hahahaha.

    Firmado: Manuelisimo.

    Responder a manuelisimo
    • Wilson Fisk
      28/02/2017 | 12:12

      Si pones «haya» mucho mejor, así no se verá el doble fracaso del profesor de ortografía 😛

  • mastercaba
    19/09/2012 | 11:27

    En lo de las matemáticas nunca tuve demasiado problema, pero… ¡qué picudas parecían mis letras bajo esas redondeces! Para colmo, yo era de los que hacían la letra «o» al revés, así que el rabito que la unía con la siguiente letra suponía una mortificación extra!! (Por supuesto, a día de hoy mi letra es pequeña y llena de picos xD)

    Responder a mastercaba
  • Jordi
    19/09/2012 | 11:51

    Pues a mí me sirvieron para saber la forma correcta e incorrecta de coger el boli con el dibujo de la contraportada. Me he ido fijando a lo largo de mi vida en cómo lo cogía la gente, y prácticamente nadie lo coge bien

    Responder a Jordi
  • Anonimatus
    19/09/2012 | 13:04

    Menuda tortura de cuadernos, en especial los de caligrafía no consiguieron que cogiera el bolígrafo de la manera correcta y mi letra sigue pareciendo la de un médico. Los de matemáticas al menos tenían un pase porque no se bastaban en la repetición y si se notaba la mejora a la hora de hacer operaciones.

    Responder a Anonimatus
  • jaimesfc
    20/09/2012 | 0:49

    a mi me mandaron a comprarme uno en 4 de eso…¬¬
    el de lengua decia que no entendia mi letra

    Responder a jaimesfc
  • Joss
    20/09/2012 | 14:48

    Grandes recuerdos, yo aprendí a escribir con ellos ! jeje

    No tenía ni idea que habían prosperado tanto, pero bueno era de esperar ^^

    Responder a Joss
  • Yomes
    23/09/2012 | 4:54

    A mí me mortificaron con los de caligrafía durante toda la primaria. Después de unos cuantos cuadernillos había mejorado notablemente mi letra… hasta que había dictado, tenía que correr y se me iba la caligrafía a tomar… Fanta. =:P
    Los de matemáticas no me los imponían: yo mismo pedía que me los compraran. Me los tomaba cono un pasatiempos, y encima me ayudaban a dormir (siempre he tenido problemas con eso).

    P.D.: Cuando empecé me hizo gracia lo de la postura correcta para escribir, ya que siempre lo hacía así y la «incorrecta» me parecía incomodísima. Fue empezar el bachiller, tener que escribir deprisa todo el tiempo y empezar a usar la mala postura.
    P.D. bis: A día de hoy, la «letra de médicos» comparada con la mía parece escrita a máquina…

    Responder a Yomes
  • Adrok
    26/09/2012 | 22:50

    Acabas de despertar un trauma que ya creía olvidado. Tantas horas de sufrimiento ante esa herramienta de tortura de apariencia inofensiva… En mi caso, lo que llegué a odiar de ellos no era la dificultad, sino tener que hace siempre lo mismo: si tenias que dividir, hacias divisiones hasta que vomitaras cocientes, etc. Además, la profesora nos obligaba a colorear todos los dibujitos que habia en ellos, aun cuando solo eran de adorno (¡MALDITOS CONEJOS! ¡MALDITOS COCHES! ¡MALDITOS AUTOBUSES! ¡MALDITAS ZANAHORIAS! ¡MALDITOS CUADERNOS RUBIOOOOOOOO!)

    Que bien sienta poder desquitarse un poco. Espero poder pasar una buena noche y soñar con muchos cuadernillos rubio ardiendo en el infierno.
    Por cierto creo que aún tengo alguno por casa; se me ocurren unas cuantas cosas que hacer con ellos… ¡Muajajajajajaja! Aun tengo la ilustración esa de las manos sujetando el lápiz correcta e incorrectamente grabada a fuego en mi cabeza ¡MALDITOS CUADERNILLOS RUBIOOOOO!

    Responder a Adrok
  • NepT1
    30/09/2012 | 15:12

    Pues a mi me gustaban…. los cuadernillos santillana 🙂

    Responder a NepT1
  • TmKr1440
    30/09/2012 | 20:16

    Con 7 años me dieron unos cuadernillos Rubio de caligrafía. Como los odiaba.

    Responder a TmKr1440
  • harckus
    10/10/2012 | 10:45

    Los odiaba, pero no te puedes imaginar de que manera.
    Era repetitivo, monótono, sucio cuando borrabas, constancia en bruto sin emoción sin disfrute, como la estupidez de alguna maestra de pintar como mucha de esas tonterías que nos obligaban hacer.
    – Recuerdo una que a día de hoy me tiene traumatizado, resulta que nos obligaban hacer el famoso dibujo con la plantilla de España y ubicar diferente temas geográficos: por entonces yo lo dibujaba sin plantilla y me quedaba precioso el dibujo el rollo y el trauma era que la maestra estaba obsesionada de que no quedara ningún espacio en blanco y me podía mandar cuarenta veces volver a pintar el pedacito de hoja ( obligatorio una cuartilla) Ese era el máximo interés de mi maestra seguro que mientras pintábamos como niños ella podría distraerse con algún otro tema (hecho que supongo pues por entonces era un enano).
    En la medida de lo posible y lo que nos deje hacer esta sociedad intentare inculcar otros valores a mi crio. Pero seguro que me la darán por otro lado.

    Responder a harckus
  • Norma Laje Chilan
    7/10/2014 | 21:33

    Bueno, ha sido un placer leer todo sus comentarios, me han hecho reir de una manera increible, realmente para mi no ha sido un trauma la escritura, para tener una escritura bonita, lo principal es pintar luego para definir la letra, se hace una escritura como la rubio u otras que ofertan, lo que pasa es que el que hizo esta escritura no es un educador infantil, y de pronto nunca le dijeron, pero yo lo se , se los procedimientos iniciales, y eso le falto al licenciado.

    Responder a Norma Laje Chilan
  • Wilson Fisk
    9/06/2016 | 12:51

    Me alegro de que según la Wikipedia este tipo ya esté muerto porque si no me ocuparía de conseguir su dirección e ir a darle un «recadito» 😛

    Mi trauma es con la caligrafía. Recuerdo de niño pensar: ¿Pero quién fue el pedazo de ca__ón que inventó esta tortura? Repetir como un idiota la misma frase veinte veces, que además «cantaba» que cada vez lo hacías peor porque el aburimiento y las ganas de acabar de una p__a vez iban haciendo mella.
    Además, ¿Dónde está el valor pedagógico de repetir lo mismo veinte veces sin aportación intelectual ninguna? ¿Alguien escribe hoy en día con esa letrita extra redondeada que une cada carácer al siguiente? En caso afirmativo dudo que nadien entienda su letra y además dudo de que sea una letra agradable de contemplar.

    Recuerdo especialmente a mi profesora de cuarto de EGB (desde aquí un saludo srta. Encarna en este caso sé que no estás muerta, el mundo será un lugar mejor cuando desaparezcas), una inútil para la enseñanza real que estaba obsesionada con el dibujo, las manualidades y la caligrafía, es decir todo materias psicomotrices y ninguna de las intelectuales. Para ella ser malo en estas tres ya te colocaba en la cola de los alumnos, daba igual que fueras un crack de las matemáticas o no hicieras una falta de ortografía jamás, lo importante era tener buena letra.
    Lo peor es que convenció a mi madre y ese año «comí» cuadernillos rubio todos los días, incluídos fines de semana y vacaciones.

    Sé lo que estáis pensando, y sí, mi trauma es muy grande.

    Responder a Wilson Fisk

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