Dic
21
2012

El aguinaldo

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El aguinaldo - Portada

La Navidad, esa época del año querida y odiada a partes iguales, en la que nos guste o no, nuestro día a día cambia. Desde la decoración de las calles a la programación de televisión, pasando en muchos casos por nuestro carácter e incluso vestimenta. Prácticamente todo se ve modificado durante un par de semanas, en las que cada vez las tradiciones más antiguas y entrañables, quedan de lado en beneficio del consumismo compulsivo y el «bebercio» exacerbado.

Año tras año las grandes empresas nos intentan convencer convencen de que gastemos mucho dinero para que todos seamos muy felices (sobre todo ellos). Ya que es un hecho totalmente demostrado, que cuanta más pasta nos gastemos en regalos, comida y cachondeo, más contentos estaremos y todo será mucho mejor. Lo que a estas multinacionales se les olvida decirnos, es que cuanto más nos creamos sus patrañas, más desdichados seremos al final de las fiestas cuando miremos nuestra cuenta corriente.

Una de esas costumbres navideñas prácticamente extinta de la que antes os hablaba es el aguinaldo, que a muchos de vosotros os sonará como algo del pasado, ya que actualmente está casi en desuso en España. Además es curioso como esta misma palabra significa cosas tan diferentes a ambos lados del Atlántico, aunque no obstante, las dos acepciones tienen que ver con recibir un regalo o propina durante esta festividad.

Breve historia del aguinaldo

El origen de la palabra aguinaldo es bastante discutido, en cualquier caso se piensa que proviene de la lengua celta donde significaba muérdago, término que hoy en día también tiene mucho que ver con la Navidad. A esta planta en la antigüedad, se le atribuían propiedades mágicas y terapéuticas. Asimismo, la utilizaban con abundancia en las celebraciones asociadas al fin de año como preludio de regalos.

El aguinaldo - Muérdago

En la antigua Roma el primer monarca, Rómulo recibió de manos de sus colaboradores el primer día del año, unas ramas cortadas de un frutal del bosque sagrado de la diosa Strenia. Esta acción se repitió posteriormente cada primero de año, evolucionando hacia regalos más sofisticados, en los que se obsequiaba al emperador con el fin de recibir buenos augurios.

Durante la Edad Media se mantuvo esta costumbre, que consistía en montar a la entrada de las casas mesas con comida y bebida para viajeros y transeúntes el 31 de diciembre.

La iglesia, por su parte, adoptó la costumbre pagana. En esta ocasión se trataba de hacerse regalos durante la celebración de bautizos. Posteriormente en 1587 se autorizaron las misas de aguinaldo realizadas entre el 16 y el 24 de diciembre en las que había dulces y chocolate para hacerlas más atractivas. Estas misas establecieron los días anteriores a la Navidad como los propicios para pedir y dar aguinaldo.

Por último, añadir que ,años atrás, algunas profesiones como serenos, basureros, faroleros o carteros iban por las casas solicitando el aguinaldo a los particulares.

El aguinaldo en nuestros días

En la actualidad, en Latinoamérica el aguinaldo es lo que nosotros conocemos como la paga extra de Navidad, es decir, una prima por el trabajo realizado durante el año. En algunos países se refiere a las canciones típicas de estas fechas, como un sinónimo de la palabra villancico, y también es el nombre de una planta muy común en Cuba que florece por Pascua.

Finalmente, y es en este punto donde me voy a centrar, en España se trata de dar un obsequio, ya sean dulces navideños o algo de dinero, a los niños que van a felicitar las navidades de casa en casa cantando villancicos. Hace algunos años era algo bastante común porque los niños salíamos a la calle a jugar y hacer trastadas.

El aguinaldo - Zambomba

Normalmente, o al menos en mi caso, el ir a pedir el aguinaldo no era algo premeditado, sino que surgía de manera espontánea. El grupo de amigos estábamos jugando a la peonza o las chapas a mediados de diciembre con un frío que pelaba, y de repente, uno de nosotros en pleno bajón de azúcar y excitado por el mono decía: ¡vamos a pedir el aguinaldo!

En ese momento todos íbamos corriendo a casa a por nuestros instrumentos musicales, unos traían panderetas, algunos zambombas y otros la botella de anís del mono, que normalmente ya se la había bebido la abuela de la familia mientas veía la novela el día anterior.

Una vez reunida la cuadrilla, íbamos por el vecindario tocando los timbres de todas las puertas, y cuando salía la dueña de la casa poníamos cara de buenos y empezábamos a cantar algún villancico: los peces en el río, a Belén pastores o veinticinco de diciembre, digo estos tres porque no nos sabíamos más. Tras unos segundos cantando desafinando y haciendo ruido, la amable señora se daba la vuelta y nos daba un polvorón a cada uno. Otras veces nos daban un par de monedas, pero en cualquier caso en ese momento la felicidad era inmensa.

Después nos comíamos los dulces y repartíamos el poco dinero obtenido. Al cabo de un rato nos íbamos a casa donde normalmente nuestra madre nos daba la charla por no querer cenar, pero aunque nos cayera una bronca, la aventura había merecido la pena.

El aguinaldo - Polvorones

Una tradición en vías de desaparición

Por desgracia ya no se ven niños pidiendo el aguinaldo, es una pena, porque a mi parecer es una tradición muy bonita e inocente. En ella los niños felicitábamos a los mayores la Navidad, mostrando así nuestro respeto y ellos nos recompensaban con grandes dosis de azúcar y algo de calderilla.

Supongo que el ritmo de vida actual ha hecho que la gente se haya vuelto más arisca y reacia a dar algo (aunque sea un caramelo) a cambio de prácticamente nada. Además los niños ya no se reúnen en la calle ni tienen la “independencia” que teníamos nosotros, pero aunque lo hicieran, no creo que la recompensa obtenida, sea actualmente suficiente aliciente como para que los chavales se decidan a ir cantando por las puertas de sus vecinos.

Es sorprendente como cambian las tradiciones, antiguamente los niños íbamos por las casas cantando villancicos, y la gente nos daba a cambio turrones y mazapanes o alguna moneda de cinco duros para chucherías o cromos. En la actualidad, al menos en Madrid, el concepto parece haberse dado la vuelta. Ahora son otros los que nos cantan y nosotros los que damos el dinero.

El aguinaldo - Turrones

En efecto, me estoy refiriendo a Cortylandia, uno de los atractivos navideños más surrealistas de nuestro país, que nos guste o no ya se ha convertido en tradición. En ella, como muchos de vosotros sabréis, muñecos articulados que mueven la boca cuando no hablan, nos cantan desde la fachada trasera del Corte Inglés de Preciados como reclamo para atraer a los más pequeños y así, de paso y como quién no quiere la cosa, para que los mayores puedan realizar sus compras en estos grandes almacenes al terminar la función.

Pero todo esto es ya harina de otro costal y digno de un artículo propio, que por lo menos tendrá que esperar un añito para hacerlo coincidir con las siguientes Navidades. Desde aquí, solo me queda desearos en nombre de todo el equipo de ion litio unas Felices Fiestas, y que vuestros deseos se hagan realidad para el próximo año, en el que esperamos seguir contando con todos vosotros.

Fuentes

«Tiene el aguinaldo al parecer su origen en antigüedad pagana» en Publimetro
«¿Cuál es el origen de los aguinaldos?» en Guioteca
El horóscopo celta (Blog)

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Categorías: Curiosidades, Historia, Vida cotidiana

3 comentarios

  • El Chachi
    21/12/2012 | 12:13

    ¿Aguinaldo? ¡Paparruchas! Igual te sorprende, pero nunca me ha gustado esta tradición. ¿El motivo? Pues que una de mis hermanas me obligaba a disfrazarme (ella te dirá que me vestía con «ropa navideña») y a exhibirme junto con sus amigas. Se ve que cuando iba un niño pequeño con ellas la gente se volvía más generosa. Lo peor es que al final de una jornada vergonzosa me daban cinco duros o alguno de los caramelos esos que nadie quería porque estaban malísimos mientras las demás se repartían el botín. ¡Maldito aguinaldo!

    Responder a El Chachi
    • DGrumpy
      21/12/2012 | 13:27

      Esto no me lo esperaba de ti Chachi… Por cierto me encantaría ver alguna foto de todo aquello. Yo también soy el pequeño y he sufrido en algunas ocasiones ese tipo de «explotación infantil». Cuantos traumas nos han creados los hermanos mayores.

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