Sep
13
2010

Conector

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Conector - CajaContinuando con los juegos educativos, si hace un par de semanas hablábamos de «Respondones», hoy le toca el turno a un juego del mismo palo: «Conector». Otro juego educativo que contaba con el aliciente de ser «electrico», una palabra con la que supongo que pretendían a atraer a todos esos chavales pegados durante horas a su Nintendo.

De cara a los padres y educadores, la caja del mismo prometía 576 preguntas y respuestas. Todo un derroche de capacidad educativa a precio asequible.

El problema de este juego, no obstante, es que su tecnología «eléctrica» dejaba bastante que desear, y no dejaba de ser un truco barato para vendernos (o más bien venderle a nuestros padres y familiares, que eran los que solían elegir este tipo de juegos) un simple atlas del montón. Lo entenderéis enseguida en cuanto explique su mecánica.

La mecánica interna de «Conector» consistía en un circuito electrico sobre la que colocábamos hojas de papel perforadas. Dichas hojas tenían varias columnas de elementos que debíamos emparejar entre sí, siendo el circuito eléctrico del sistema el encargado de decirnos si habíamos acertado. Así, por ejemplo, si estábamos utilizando la lámina del cuerpo humano, colocábamos uno de los polos sobre el órgano, en el lado izquierdo, y el otro sobre el nombre de dicho órgano, eligiéndolo de entre los listados en el lado derecho. Si acertábamos la respuesta, se encendía una bombilla indicando que la opción era correcta.

El surtido de láminas era de lo más variado, cubriendo todo tipo de materias, desde la anatomía a la geografía o las matemáticas. No obstante, su dificultad era lo de menos porque lo cierto es que el juego tenía truco.

La mecánica de funcionamiento, como ya habréis imaginado, consistía en que al colocar los dos polos en el punto correcto el circuito se cerraba y la corriente llegaba a la susodicha bombilla, mientras que si fallábamos este hecho no se producía. ¿Cual es el problema? Pues que el circuito eléctrico en sí era, evidentemente, siempre el mismo, por lo que por mucho que variáramos las láminas, la correspondencia pregunta-respuesta siempre coincidía, por ejemplo, la respuesta que correspondía al segundo elemento de la primera fila era el primer elemento de la cuarta fila, y así con todos los pares pregunta-respuesta.

Conector - Juego

Ya fuera por pereza, por la inocencia de los fabricantes que no imaginaban que ningún niño iba a molestarse en aprenderse de memoria la equivalencia o, simplemente, porque una vez vendido el juego y hecho caja el resto daba igual, el caso es que este era el mayor hándicap del supuesto valor educativo de «Conector». Algo que, por otro lado, demuestra una elevada capacidad de subestimar la memoria de un preadolescente. Al fin y al cabo, si nos aprendíamos de memoria las tarjetas del «Trivial Pursuit» ¿como no íbamos a hacer lo mismo con esto?.

Así pues, tras unas cuantas partidas para aprender el truco (a poder ser con la lámina más fácil del paquete) «Conector» pronto quedaba desterrado a lo más profundo del cajón de los juguetes educativos, ese cajón que uno solo abría cuando ya había muerto por decimotercera vez en el nivel de los tanques de «Super Mario Bros. 3» y no encontraba a nadie para jugar una partida de «HeroQuest».

Y a pesar de todo, «Conector» sigue existiendo a día de hoy y lanzando nuevas versiones año tras año, con la salvedad de que ahora ya no hacen falta los polos metálicos para marcar la respuesta sino que basta con colocar los dedos y de que, según parece, los fabricantes han aprendido de sus errores y variado las posibles correspondencias ya que, según sus propias palabras:

Las respuestas varían de posición en cada lámina de manera que el niño utilice sus conocimientos y no la rutina.

Si es que nos tienen calados…

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Categorías: Juguetes-juegos

15 comentarios

  • Neuromante
    13/09/2010 | 8:03

    Juas, a imi me regalaron uno parecido llamado «Sapientino». Creo que jugué dos veces con él y acabó desterrado en mi altillo hasta la limpieza de después-de-los-exámenes-de-Junio de este año, donde encontró justo reposo en un contenedor de la basura.

    Responder a Neuromante
  • sanjose
    13/09/2010 | 9:34

    Yo fui uno de los que se aprendió dónde iba cada pareja.
    Lo recuerdo con cariño 🙂

    Responder a sanjose
  • Ínfila
    13/09/2010 | 19:20

    Hace poco pensé en ese juego y me entraron ganas de volver a jugar. Cuando se ha mencionado lo del truco me he acordado que era verdad y que por eso me cansaba tan rápido de él.
    Me gustaría volver a comprármelo para colección.

    Responder a Ínfila
  • El Tipo de la Brocha
    14/09/2010 | 0:23

    En mis tiempos de colegial, monté uno de estos para la clase de manualidades. ¡Y no acabé electrocutado!

    Hasta la fecha ha sido mi mejor trabajo.

    Responder a El Tipo de la Brocha
  • m.aspi
    14/09/2010 | 11:41

    Ahi vaaaaaaaaa!!!!!!!!! Este juego lo tuve yo!!! jejej no me acordaba para nada…. con la cantidad de horas que me habré tirado con los 2 cablecillos…. Yo también fui de los que al final me aprendí todas las combinaciones… jeje además había alguno de los circulitos que ya ni hacía buen contacto del uso!

    Para que veais si soy de juegos sencillitos, que ahora estoy viciada a uno que se llama «Orbita», que va de cuidar tu propio satélite que has creado. Con la tontería he visto que si llega vivo hasta el final tu astélite puedes ganar un premio de 20 años de internet, telefono etc, gratis en tu casa… Vamos, mi madre me comería a besos, jejeje.

    Un saludo!

    Responder a m.aspi
  • Retroyonki
    14/09/2010 | 17:22

    Que suerte tienes Tipo de la Brocha. A mi me obligaban a hacer el crucifijo ese con pinzas de la ropa.

    Responder a Retroyonki
  • Anonimatus
    14/09/2010 | 19:22

    Yo tuve uno de esos.

    Casualmente unos meses después en el colegio también tuvimos que hacer el trabajo de manualidades que consistía en construir uno fijo (sin plantillas) que por un lado tenía las comunidades autónomas y por otro tenía las provincias. Como particularidad las provincias estaban todas conectadas entre sí, por lo que si tocábamos dos provincias que fueran de la misma comunidad autónoma se encendía la luz.

    Era muy curioso darse cuenta que un proyecto de 6º de EGB al final resultaba ser más complejo que el original en el que se basaba.

    Responder a Anonimatus
  • davilin
    15/09/2010 | 16:57

    Diosss!!! Esto lo he tenido yo. Es mas, creo que todavia esta en casa de mis padres. Lo que me gustaba.

    Responder a davilin
  • Tipógrafo
    16/09/2010 | 9:14

    Buen artículo, pero por favor corrige ese «habría» del verbo abrir que duele la vista (en el párrafo que empieza «Así pues, tras unas cuantas partidas…»)

    Saludos

    Responder a Tipógrafo
  • q256
    16/09/2010 | 15:45

    ¡Me sangran los ojos! Eso es lo que pasa cuando no repasas lo escrito, ¡gracias por avisar!

    Responder a q256
  • Truch
    17/09/2010 | 6:33

    Yo también monté uno para las manualidades! jajaja

    Responder a Truch
  • Txus
    17/09/2010 | 14:45

    Vaya, yo tambien hice uno de manualidades 😀

    Responder a Txus
  • Txus
    17/09/2010 | 14:46

    Vaya, yo tambien hice uno de manualidades 😀

    Responder a Txus
  • Zobook
    10/11/2010 | 20:40

    Recuerdo que existía el «Cerebro Mágico» pero yo no lo tenia. En mi casa esta el «Visión Educativa» que en mi opinión es muy superior ya que las pistas conductivas son serpenteantes y curiosamente, similares a un cerebro 😉 lo que permite que tanto la pregunta como la respuesta puedan estar en cualquier lugar en las distintas laminas, y no en una coordenada predeterminada.

    Responder a Zobook
  • Dani
    31/01/2012 | 16:21

    Recuerdo que este juego me lo regalaron por Reyes cuando yo tenía unos 10 años. Me pasaba un buen tiempo cada día jugando con él.
    Por otro lado, el hermano de un amigo mío tuvo que hacer uno similar en clase, en plan rudimentario.

    Responder a Dani

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